viernes, 15 de julio de 2016

Amistad e inclusión: el rol de los padres (primera parte)

Ella no lo sabe (quizás ahora esté leyendo estas palabras) pero me hizo emocionar mucho. Le dicen Cony, es la mamá de Clarita, la amiga de Faustina en el Jardín (sí! son amigas desde el primer día de clases!) y hace pocos días invitó a mi hija a su casa a jugar. (No te pierdas esta nota: "Faustina, Faustina, ¿a casa, conmigo?").

El gesto que tuvo, que para cualquier mamá es algo común y frecuente, sin embargo causó una inesperada reacción en mí, una mezcla de emoción y alegría que me hizo saltar lágrimas de los ojos. Por primera vez desde que Faustina comenzó el Jardín la invitaban a jugar a la casa de una amiga. Clarita no dejaba de mencionar a Faustina y pedirle a su mamá que la invitara y Cony no dudó en alentar el encuentro entre las pequeñas y preguntarme si quería llevar a mi hija a su casa.

Quizás si seguís nuestra historia y estás leyendo estas líneas te preguntes ¿y por qué no la invitarían a Fausti? ¿Porque tiene síndrome de Down (SD)? Pero muchos papás, te aseguro, sufren por discriminación sobre sus hijos con SD. Muchas veces en las escuelas los padres rechazan a los niños con este síndrome o no les permiten a sus hijos hacer amistad con ellos. Las razones son muchas y en esta nota no quisiera entrar en detalle, pero incluso hay personas que creen que los chicos con SD no deben ir a las mismas escuelas que los demás y que los niños pueden retrasarse en su aprendizaje si en el aula hay un niño con esta alteración genética.

Justamente hace muy poco un papá me contaba que tuvo que sacar a su hija con SD de la escuela común porque se cansó del maltrato de la madre de una compañera de grado que hizo lo imposible para que pasara a su hija la escuela especial, que era, según le dijo, "el lugar donde tenía que estar". Y recientemente en los medios publicaron una carta de una mamá dirigida a los padres de un compañero porque su hijo con síndrome de Down fue excluido de un cumpleaños.

Pero no sólo los padres de los otros niños deben propiciar los vínculos de amistad y compañerismo. También nosotros como papás cuando tenemos hijos con discapacidad no debemos olvidar que fomentar la amistad es muy importante, no sólo para nuestros hijos sino para todos los chicos que aprenden unos de otros y pueden compartir momentos juntos. Porque muchas veces lo que sucede es que son los propios papás de hijos con síndrome de Down quienes no los dejan asistir a eventos por temor.

Después de conocer estos y muchos tantos otros casos de discriminación y exclusión que suceden cada día en las escuelas, cuando recibí la invitación de Cony me sentí muy afortunada. Me acordé de Javier, ese papá que me contó que a su hijo no lo invitaban sus compañeros, ¿lo recuerdan? (¿Cómo te sentirías si tu hijo con SD es excluido y privado de disfrutar momentos con sus pares?) y también sentí cierto alivio por la invitación que fue como el comienzo de un camino que iniciamos mi hija y yo junto a otras personas.

Con lágrimas en los ojos le dije a Faustina: "¿Querés ir de Clarita?" y ella movió su cabecita diciendo sí! Me sentí muy feliz por las dos.  El rol de los padres para alentar la amistad entre los niños es fundamental. Las relaciones iniciales de nuetros hijos las promovemos nosotros como padres. Si bien los niños se eligen espontánea y naturalmente, somos nosotros quienes debemos hacer posible que los vínculos afectivos trasciendan las puertas de las escuelas. 

Hace poco también una mamá llamada Melisa me escribió contándome que seguía los posteos del blog Mi vida con Faustina porque el mejor amigo de su hija Juana, también de dos años, tenía SD. Me emocionó cuando me contó que la segunda palabra que dijo en su vida su hija había sido el nombre de su amigo. Esta mamá quería aprender de él y sobre todo enseñarle a Juana la importancia de ayudar a su amigo a ser mejor y más feliz cada día y seguía el blog con la intención de entender mejor qué significaba el síndrome de Down.

Estaba muy interesada en aprender y ayudar! Ella se sentía feliz por esa relación de su hija. "Cuando arrancó a caminar su amigo, ella me decía "Ana yuda amigo cucus", me escribió muy emocionada. Me pareció muy noble su intención y le respondí que su hija será una buena amiga, seguramente. Si los adultos apostamos por una mirada inclusiva, los lazos entre los pequeños se van formando solos. "Seguramente no vas a tener que hacer nada especial! Sólo dejar que sean amigos", concluí.


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