jueves, 30 de abril de 2015

Feliz cumpleaños para Faustina!

Hoy es el cumpleaños de Faustina! Su primer cumpleaños! Sobran los motivos para celebrarlo. En primer lugar porque es su día, el día que cada año vamos a recordar cómo nació y a festejar su llegada al mundo. En segundo lugar, porque con el festejo iniciamos el comienzo de un ritual que se repetirá cada año, que convocará a las personas que la quieren, que traerá recuerdos, anécdotas, fotos, una torta de cumpleaños y velitas para apagar mientras pide sus deseos. Y en tercer lugar, porque la celebración de su cumpleaños le ayudará a la conformación de su identidad, al establecimiento de los vínculos con sus seres queridos, y al relato de su propia historia.

Y además es importante para mí! Con su cumpleaños también celebro la llegada de una hija a mi vida. Yo también iré guardando los festejos entre mis recuerdos más preciados. De vez en cuando miraremos juntas las fotografías de los cumpleaños y nos acordaremos del vestidito que usó, de los regalos que más le gustaron, de los confites que algún chico se robó de la torta o de la bebida que se derramó sobre la blusa de la tía. Algún día, cuando sea más grande se verá en las fotos de su primer cumple y dirá: esa soy yo cuando era chiquita!

A pesar de que llevo varios días a las corridas con los preparativos de la fiesta que se hará el domingo, cuando apoyo mi cabeza en la almohada por las noches pienso que será un día para disfrutar. Todavía recuerdo la incertidumbre de los primeros días al saber que Faustina tenía síndrome de Down. Ahora que ya pasó el tiempo (y qué rápido!), se despejaron muchas dudas. En este sentido, fue un año para aprender mucho, aunque todavía me queda mucho más por aprender.

Hace poco encontré la carta que le escribí la noche anterior al nacimiento. Me dio ternura leerla. Le decía que estaba emocionada porque íbamos a conocernos y a empezar una vida juntas; la felicitaba porque había logrado formarse, desarrollarse y crecer lo suficiente para estar lista para salir al mundo; le decía que iba a salir de la panza y a empezar una nueva experiencia y que con actitud, predisposición y amor se lograban muchas cosas.

Le escribía:
"Quiero desearte un feliz nacimiento! Que salgas con naturalidad al mundo, que confíes en vos, en tu sabiduría interior y en el universo. La naturaleza te guía para vivir. Vas a sentir que podés respirar oxígeno. Estás preparada para eso. No te asustes. Aquí afuera, la temperatura es distinta, los ruidos y sonidos, las cosas que te rodean, las sensaciones. Te vas a adaptar enseguida. Yo estoy para protegerte, para mimarte y contenerte, para alimentarte, cambiarte, asistirte en todo lo que necesitás. Para tomar tus manitos y cuidarte. Para hablarte y escucharte. Para darte todo mi amor. Te amo."
 En el aire ya se huele a fiesta! Feliz cumpleaños, hermosaaaa!!!!!!!

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domingo, 19 de abril de 2015

Faustina se queda sola parada

El síndrome de Down hace que a los bebés les cueste un poquito más mantenerse erguidos, sentarse, pararse y caminar. Esta es una de las razones por lo cual necesitan de la intervención temprana, de parte de los estimuladores y de las familias.

Hace unos días, la psicomotricista que ayuda a Faustina me dijo que podía ponerla parada sola apoyada contra una pared de espaldas para que comenzara a lograr el equilibrio y las fuerzas necesarias para más adelante poder caminar. Así lo hice: empecé parándola, acomodando sus piernas para que no se abran demasiado y apoyándola contra placares, paredes, puertas...

Faustina lo hizo sin dificultades y además le gustó! Las cosas se ven distintas parada y además la sensación de estar sobre sus piernas, sola, mirando el mundo que la rodea debe ser un buen estímulo para ella!

Después de un par de días de probar cómo se paraba sola, grabé este video en la puerta de casa. Lo comparto con ustedes porque Faustina, con once meses, no solo logró pararse sino también se vio atraída por una planta que había en una maceta que estaba cerca y no dudó en alcanzarla para tironearla, sacudirla y desojarla sin perder el equilibrio! Se movía al compás de la plantita que sacudía y me hizo reir con su aventura.

La emoción que sentí fue grande, porque mi hija estuvo varios días enferma y el último mes ha perdido su tono muscular que estaba tan firme. El resultado fue que las piernas y brazos estuvieran un poco más  flojitos y además perdió fuerza para moverse. Pero logró pararse y eso va a ayudar a fortalecer sus músculos y mantener el equilibrio. Y eso no es poco!





 
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martes, 14 de abril de 2015

Todavía no puedo creer que eras así de chiquitita!

Todavía no puedo creer que eras así de chiquitita! Parecías un pompóm. Te enroscabas toda en mi pecho y ponías tu cabecita en el hueco de mi cuello. Te quedabas dormida con tu nariz aplastada y yo apoyaba mi nariz para oler el aroma de tu piel. Nos entendimos desde el primer momento. Nunca pasamos el caos que todos dicen que se viven los primeros días con un bebé. Todo fue armonía, amor, pura química entre las dos.

Hasta los tres meses dormías tanto que fui preocupada al médico a consultarlo. No era nada: sólo necesitabas dormir. A los 29 días, empezaste estimulación temprana por tu síndrome de Down, aunque la mejor estimulación empieza por casa.

A los dos meses, dijiste tu primer "ajó" mirándome a la cara y lo decías tan clarito y tantas veces que no lo podíamos creer. También empezaste a conversar en tu idioma. A los dos meses y medio, me regalaste tu primer sonrisa. Más tarde llegaron las carcajadas y la bocota bien abierta para reir hasta en silencio. A esa edad, también comenzaste a llevarte la mano a la boca.

A los tres, ya habías perfeccionado la maniobra con las manos y te succionabas el dedo pulgar con muchas ganas! Descubriste cómo chuparte el labio inferior y jugabas con la boca. También empezaste a tocar los juguetes que colgaban del gimnasio. Te llamaban mucho la atención las caras de las personas: le mirabas los ojos y la boca muy atentamente. Boca abajo, levantabas muy bien la cabeza y también hacías fuerza con el abdomen para sentarte.

A los cuatro meses cambiaste mucho! Parecías una nena más grande. Coordinabas mejor tus manos. Te gustaba succionarte el dedo gordo y toda la mano derecha. Descubriste otras formas de jugar con los labios y de hacer ruiditos con la boca. Cuando balbuceabas, te concentrabas para hablar y ya tratabas de mover la boca de distintas formas para decir otras cosas. Estabas aprendiendo a rolar y movías con mucha fuerza el cuerpo. Cuando tomabas la leche, apoyabas tus manos en la mamadera y si no, las ponías en mis manos y las acariciabas.

Hasta después de los cinco meses no te gustaba que te bañara, pero sí te gustaba (y te gusta) remolonear en la cama cuando te despertás. A los cinco meses, empezaste con tu primeras comidas y desde ese día para vos comer es un placer!

A los seis meses, todavía no te veía tan grande como ahora. Empezaste a sentarte haciendo trípode con las manitos, y a gritarle y hablarle a los juguetes. Después de eso, todo fue muy rápido. Aprendiste tantas cosas en pocos meses que a veces creo que esta etapa del ser humano es la más asombrosa.

A los siete meses y medio, podías sentarte sin caerte todo el tiempo. Agarrabas juguetes, los levantabas, los sacudías y no perdías el equilibrio. También te gustaba saltar arriba mío y pararte. Te tomabas de mis manos y te parabas con la fuerza de todo el cuerpo: piernas, abdomen, bracitos, manos. Te encantaba! Tenías que verte la cara de felicidad cuando sentías que te parabas sobre tus piernas, que flexionabas para sentarte y volverte a parar como un juego que te hacía reir mucho. También pasaste del balbuceo al tatata!

Cuando faltaba una semana para cumplir los ocho meses, empezaste a hacer gestos para decir la letra p. El esfuerzo era impresionante. Escupías todo: comida, saliva, agua, pero te concentrabas y hacía mucha fuerza hasta que te salía. Decías: appppppuuuu, apppppuuuu. Y cuando decías la p, apretabas la boquita con fuerza. A esta edad ya sí se puede decir que te sentabas sola porque lo hacías por más tiempo. Si te dábamos golpecios en la boca, hacías ahhhh. Te descubriste los pies y, para esa altura, revoleabas con ganas los juguetes.

A los nueve meses, hiciste un cambio enorme. Tu actitud parecía de "chica grande". Movías el cuerpo de una manera increíble. A los nueves meses y medio aprendiste a agarrar dos objetos, uno en cada mano, y a chocarlos entre sí. Y para esa altura ya apaludías para la felicidad de todos los que te rodeamos.

 A los diez meses empezaste a pasear en tu cochecito. Vas muy entusiasmada, mirando todo. También comenzaste a ir a la plaza, al vivero, al puesto de diarios y revistas, a pasear al aire libre.

Ahora tenés once meses, y a pesar de que estás enferma y decaída, seguís aprendiendo cosas nuevas. Ayer te quedaste parada solita apoyada contra la pared. No te movés de ahí hasta que no te doy la manito. Mantenés muy bien el equilibrio y hasta fuiste capaz de agarrar una planta que había en la maceta, sacudirla y desarmarla toda con tus manos, sin caerte. Sola, sí. Parada sola.

Cuando naciste y recibí la noticia de que tenías síndrome de Down sentí tanta incertidumbre! Y ahora que casi pasó un año no puedo creer todo lo que hacés, todo lo que sos, todo lo que me hacés sentir. Aplaudir, dar besos, mover las manitos y saludar, saltar a upa, pararte con fuerza, tocar todo lo que tenés cerca, sentarte, moverte para buscar un juguete, conversar en tu idioma, revolcarte en la cama y moverte solo porque sos inquieta, tocarme la nariz y la cara, dar pasitos con ayuda, volver a saltar encima mío, meter la manito en el plato de comida, escuchar con atención una canción, quejarte porque querés ya la comida, sonreirle a las personas o agarrarte como garrapata a mí cuando alguien quiere alzarte. Me llenás la vida. Me cambiaste todo. Gracias por tu amor.


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jueves, 9 de abril de 2015

No soy una supermamá: aprendiendo a poner prioridades

Aprender a poner prioridades cuando nos convertimos en padres es algo fundamental si no queremos vernos sobrepasados de responsabilidades, demandas y actividades. Las mamás que estamos solas muchas veces nos vemos sobrecargadas de tareas que debemos cumplir simplemente porque no hay nadie más que las haga. No somos mamá y papá a la vez por la sencilla razón de que somos mamás y el rol de papás no lo podemos cumplir como tal. Sin embargo, en algún sentido es como si fuéramos superhéroes que pretendemos abarcar todo y hacernos cargo de todo, aún de lo que no podemos o podríamos delegar.

Siempre tuve "síndrome de superhéroe" (o superheroína!) y mi personalidad me llevó a tratar de superarlo todo, a ocuparme y preocuparme por los demás, a afrontar todo con una independencia absurda que se envalentona al ritmo de una gran voz interna que siempre me dice que todo lo puedo. Pero la maternidad me va enseñando que es necesario aprender a tener piroridades y que no todo es prioritario como suelo pensar.

A pesar de que debo hacer muchas cosas sola con Faustina, estoy aprendiendo que la ayuda de otras personas es importante para nosotras. Un simple ejemplo basta para explicar hasta qué punto uno a veces se sobrecarga con cosas que podría delegar: cuando dejo a Faustina con la persona que la cuida, antes de salir de mi casa para ir a trabajar, a hacer trámites o cualquier otra cosa, dejo la comida hecha para mi hija, todo preparado y organizado de manera tal que la persona que la ciuda no tenga que preocuparse por ello. ¿Por qué lo hago? ¿Acaso creo que nadie va a poder preparale su comida como lo hago yo? Si sé que esa persona va a prepararlo super bien, ¿por qué quiero dejar todo organizado? ¿Por qué lo hago si me aliviaría no tener que hacerlo sabiendo que lo puede hacer otro? La respuesta es siempre la misma: es mi papel de superhéroe que me persigue de cerca y me hace creer que todo lo puedo.

Pero estoy aprendiendo. Y mucho. Ahora se acerca el festejo por el primer año de Faustina y ya me estoy dejando ayudar por los amigos y la familia que de a poco se van organizando para colaborar con el festejo. También estoy aprendiendo a que no todo es prioritario. A veces creemos que no puede faltar tal o cual cosa cuando en realidad no son algo esencial para tenerlo como la meta del día.

¿Por qué soy así? Creo que porque me gusta ser así. Sin embargo eso me trae un estres y un agotamiento terribles. Ahora, con Faustina en mi vida, pienso que ya no me sirve ser así y me propongo cambiar algunas cosas (por ejemplo no sé pedir ayuda), sobre todo porque ella me motiva a que debo convertirme en su mejor ejemplo. Si yo no sé pedir ayuda probablemente le transmita lo mismo a ella y no logre pedir lo que necesita ni aprenda que la colaboración con otras personas nos enriquece siempre.

Así que como veo que no soy una supermamá, ahora me permito equivocarme, dejar de hacer lo que no puedo, no cargarme con cosas que no hacen falta que las haga, distraerme más y exigirme menos. El desafío es conmigo misma! Espero lograrlo. Por el bien de las dos. La maternidad me hace replantear muchas cosas y ya me hizo ver que el traje de superhéroe es sólo para las historietas!

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lunes, 6 de abril de 2015

El ingenio a la orden del día!

Ser mamá te despierta la creatividad y el ingenio! Me siento inspirada en un montón de aspectos de mi vida, pero sobre todo con mi hija Faustina, cuando se trata de hacerle pasar un buen momento, explorar nuevas cosas o estimularla.

La luz de la linterna
No sólo jugamos con la luz y las sombras sino que también ya usé una pequeña linterna para mantenerla un rato boca abajo. Cuando vio la luz no dijo ni pío, dejó la protesta a un lado y comenzó a desplazarse hasta alcanzarla. Resultó un buen estímulo!

Almohadones para que se tire
Lo logró! Ahora se animó a tirarse para alcanzar juguetes porque le puse un almohadón medialuna alrededor del cuerpo, mientras está sentada en el piso o en la cama. El apoyo le dio la seguridad que necesitaba. Y ya descubrió que puede volver a sentarse así que lo repite a cada rato! Esto es genial porque va descubriendo cómo desplazarse y tomando fuerza con sus bracitos. Además aprendió a doblar las rodillas y flexionarlas para acomodarse en las posturas.

Qué rico el pan!
No me animaba a darle pan para masticar hasta que mi amiga me dijo "dejala que tiene que aprender a pasar el pan por toda la boca!". Y me animé. La concentración que logra Faustina y el disfrute que muestra hacen que valga la pena ponerme nerviosa mirándola permanentemente para que no se ahogue. A ella le sirve para controlar los movimientos de la lengua y la masticación. Así que a saborear pan!

Dos objetos iguales para juntar
Faustina no lograba agarrar un juguete en cada mano. Cuando agarraba uno, tiraba el otro. Es una  cuestión de maduración y coordinación. Para que tome dos cosas al mismo tiempo le di dos objetos iguales (tapitas de plástico, cucharitas, recipientes). Hacemos ruiditos golpeándolas, acompañamos canciones...

A jugar con cajas
Aunque todavía no se da cuenta de poner objetos dentro de las cajas de juguetes (sí los saca de ahí), a Faustina le encantan las cajas! Las vacía de contenido, las vuelca, las sacude, las da vuelta, las toca, las tira lejos y trata de ir a buscarlas...

Otras cosas que se me ocurrienron y puse en práctica: jugar con broches que le pongo alrededor de un recipiente de plástico para estimular el uso de los deditos; usar cosas de cotillón (sombreros, orejitas, nariz de payaso) para jugar, contar cuentos o cantar canciones; dejarla jugar con su bañadera vacía en el piso como si fuera una gran caja donde puede tirarse, agarrarse, meter juguetes...

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